Tenemos que evitar decir todo aquello que invalide o empeore el sufrimiento de la persona, que suponga o se entienda como un reto, que no se la toma en serio o que es un problema para sus seres queridos.
Si una persona tiene ideaciones suicidas debe entender que no está haciendo nada malo, que no le está pasando nada extraño y que no sepamos manejar, que su situación no es irreparable por el hecho de haber pensado en la muerte.