El ARFID requiere de un abordaje multidisciplinar en el que intervengan distintas disciplinas: psiquiatría, psicología, enfermería, gastroenterología, trabajo social y logopedia, entre otros.
En las unidades de trastornos de la conducta alimentaria a menudo se realizan intervenciones familiares dirigidas por trabajadoras y educadoras sociales.
Ante una sospecha, hay que dirigirse al Centro de Atención Primaria donde los profesionales podrán, en el caso de que sea necesario, derivar a un centro de salud mental, infantojuvenil o de adultos.