Un trastorno mental no causa ni es una discapacidad intelectual. Son dos cosas diferentes. Una persona que presenta un trastorno mental no tiene por qué ver mermadas siempre sus capacidades cognitivas o destrezas.
El 88% de las personas con problemas de salud mental vive en su entorno familiar. Un trastorno de salud mental no tiene por qué impedir una vida normalizada y debe atenderse dentro del entorno habitual de la persona.
Los trastornos mentales pueden afectar a cualquier persona y no entienden de edad, sexo, cultura o situación económica. Una de cada cuatro personas tendrá un trastorno de salud mental a lo largo de su vida.