El TDAH se ha identificado como un trastorno extremadamente heterogéneo desde el punto de vista clínico, con altas tasas de comorbilidad con otros trastornos. Se estima que alrededor de un 40-80% de los niños y niñas con TDAH presentan una condición comórbida asociada, que a menudo persiste en la edad adulta. 

En las poblaciones infanto-juveniles los trastornos más comórbidos con el TDAH son el trastorno negativista desafiante, el trastorno específico de aprendizaje, el trastorno de ansiedad y el trastorno del sueño. En la edad adulta, las comorbilidades psiquiátricas más frecuentes con el TDAH son la depresión, el trastorno de ansiedad, el trastorno bipolar, los trastornos del sueño y el trastorno por uso de sustancias.

Se observan, además, otras dificultades asociadas al trastorno que interfieren negativamente en el ámbito familiar, escolar y social: dificultades en las relaciones sociales, dificultades de aprendizaje y déficit en la autoregulación emocional.