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Mireia Mir. Persona con experiencia propia en salud mental

«La vida con trastorno esquizoafectivo es como un viaje en montaña rusa»

Mireia Mir

Soy Mireia, tengo 32 años y soy una persona sorda. A lo largo de mi vida, he enfrentado muchos desafíos relacionados con mi salud mental, especialmente después de ser diagnosticada con trastorno esquizoafectivo. Hoy quiero compartir mi experiencia para dar visibilidad a estos problemas y mostrar que la recuperación es posible, incluso cuando te  enfrentas a barreras adicionales.

Mi viaje con la salud mental comenzó en un momento en el que me sentía superada por la ansiedad y la tristeza. La falta de comunicación efectiva debido a mi sordera me hacía sentir aislada y desconectada del mundo, lo que contribuyó a un deterioro en mi salud mental. A menudo, me encontraba atrapada en mis propios pensamientos, sin poder expresarlos ni ser comprendida por quienes me rodeaban.

La sordera, una dificultad añadida al impacto del diagnóstico

Después de un tiempo lidiando con mis problemas, me diagnosticaron inicialmente psicosis y tuve que ingresar en el hospital. Este fue un momento extremadamente difícil para mí; enfrentarme a la realidad de mi diagnóstico y estar en un entorno hospitalario fue abrumador. La sensación de vulnerabilidad era intensa, y el hecho de no poder comunicarme adecuadamente solo intensificaba mi angustia.

La falta de comunicación efectiva debido a mi sordera me hacía sentir aislada y desconectada del mundo, lo que contribuyó a un deterioro en mi salud mental. 

Pasé un mes en el hospital, pero fue solo el comienzo de un camino complicado. Luchar con mis pensamientos y emociones sin poder expresarlos adecuadamente intensificaba mi sensación de soledad. Además, la dificultad para acceder a información sobre la salud mental en un formato accesible complicó aún más mi búsqueda de ayuda. Decidí que no podía enfrentarme a mis problemas sola y busqué a un terapeuta que, no solo entendiera los desafíos de la salud mental, sino que también tuviera experiencia trabajando con personas sordas. Esta elección fue fundamental para establecer una comunicación efectiva durante mi proceso de recuperación.

Lamentablemente, no tuve una buena relación con mi familia; su falta de comprensión hacia lo que estaba experimentando se convirtió en una fuente adicional de dolor y discriminación. Esto me hizo sentir aún más sola en mis luchas.

psicosis

Señales de alarma de los trastornos psicóticos en adolescentes

Vivir con un trastorno esquizoafectivo 

El camino hacia la recuperación fue difícil y lleno de altibajos; hubo días en los que me sentía completamente perdida y sin esperanza. Sin embargo, aprendí a articular mis sentimientos utilizando herramientas como la meditación y la escritura, que me ayudaron a ver destellos de luz en medio de la oscuridad.

Después de cuatro años, recibí el diagnóstico de trastorno esquizoafectivo, pero, gracias al apoyo incondicional de mi pareja, he logrado avanzar significativamente en mi proceso de recuperación. Su amor y comprensión se han convertido en un pilar fundamental para mí; y su apoyo emocional ha sido esencial durante los momentos más difíciles. A pesar del progreso que he hecho, debo admitir que todavía tengo dificultades con las relaciones familiares, lo cual ha sido otro desafío en este camino hacia la sanación. Sin embargo, he aprendido a encontrar fortaleza en otros lugares. Al principio, cuando acudía a la consulta del psiquiatra o de la psicóloga, no me creían ni comprendían lo que sentía, aunque yo les había dicho muchas veces cómo era la relación con la familia, que me ignoraba y que dentro de la casa la situación era muy diferente. El médico me recetó una gran cantidad de medicamentos; estaba fatal, dormía mucho y no tenía ganas de nada. Pero cuando conocí a mi pareja, todo cambió; gracias a él, descubrí muchas cosas. Ahora hace cuatro años que decidí vivir con él y con su familia, y estoy súper feliz y muy a gusto.

He aprendido a encontrar momentos de claridad y alegría, y a valorar las pequeñas cosas que a menudo pasan desapercibidas en la vida cotidiana, como una conversación amable o un hermoso atardecer.

Vivir con un trastorno esquizoafectivo significa enfrentar desafíos únicos cada día. A veces, las emociones pueden ser abrumadoras, alternando entre momentos de gran energía y otros de profunda tristeza. La percepción de la realidad puede verse alterada, lo que puede hacer que las interacciones sociales sean complicadas. Sin embargo, también he aprendido a encontrar momentos de claridad y alegría, y a valorar las pequeñas cosas que a menudo pasan desapercibidas en la vida cotidiana, como una conversación amable o un hermoso atardecer. La terapia y el apoyo de mis seres queridos son fundamentales en este camino; me han enseñado la importancia de la empatía y la comunicación abierta. Cada día es una oportunidad para crecer y aprender a manejar mis emociones y pensamientos, recordando siempre que no estoy solo en esta lucha.

Salud mental positiva

Promover la salud mental positiva en un primer episodio psicótico

Y en todo este camino, mi sordera ha sido tanto un desafío como una fuente de fortaleza; aunque tuve que superar obstáculos significativos para ser escuchada y comprendida, esta experiencia me ha enseñado la importancia de ser resiliente y encontrar formas alternativas de comunicación que me permitan conectar con los demás. Hoy miro hacia atrás y reconozco lo lejos que he llegado; he aprendido que el proceso de recuperación no es lineal, sino un viaje continuo lleno de aprendizajes y autodescubrimiento donde cada pequeño paso cuenta.

Quiero animar a todos aquellos que están luchando con su salud mental a buscar ayuda y a no tener miedo de compartir sus historias; siempre hay esperanza, incluso en los momentos más oscuros. Juntos podemos crear un espacio donde todas las voces sean escuchadas y donde cada uno pueda encontrar su camino hacia la sanación.

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 30 de Enero de 2025
Última modificación: 3 de Febrero de 2025

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Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.

La vida de Mireia, como ella misma explica en este testimonio, ha estado llena de obstáculos. La falta de comunicación, la incomprensión y el aislamiento, propiciados en parte por su sordera, contribuyeron a su malestar personal y, más tarde, impactaron en su salud mental.

Su condición de persona sorda ha sido un desafió a la hora de afrontar todo lo que supone vivir con un trastorno esquizoafectivo. Pero, según ella, también ha sido una fuente de fortaleza, que le ha obligado a buscar formas alternativas de conectar con los demás. Y en este camino hacia la recuperación, valora enormemente el apoyo de un entorno favorable, que en este caso ha encontrado en su pareja, pero también el trabajo terapéutico y otras estrategias como la escritura y la meditación.

Mireia cree con firmeza que «juntos podemos crear un espacio donde todas las voces sean escuchadas y donde cada uno pueda encontrar su camino hacia la sanación». Con esta intención, ha decidido compartir su experiencia a través de las redes sociales (Instragram: @sordaesquizafectivo / Tik Tok: @sordaesquizoafect).