El tratamiento se debería mantener hasta que los síntomas remitan, dependerá de la intensidad de los síntomas y del grado de afectación en su vida diaria.
Hay que valorar la necesidad o no del tratamiento, evaluar los posibles efectos secundarios. En ocasiones, vemos jóvenes que dejan el tratamiento porque se sienten «chafados», «sin chispa» o porque pierden el apetito o les afecta el sueño.
El centro de salud mental infantil y juvenil realiza la derivación a la red de adultos. En algunos centros existen programas específicos para realizar una adecuada transición a centros de adultos.
El paso de la adolescencia a la edad adulta es una etapa de cambio y los y las jóvenes tienen que hacer frente a nuevos retos como, por ejemplo, manejar de forma autónoma el dinero.