¿Qué es lo que estresa a los equipos docentes?

Que los equipos docentes están estresados no es ninguna novedad, especialmente los que trabajan en el ámbito de la educación secundaria obligatoria. Son diversos los estudios en los que se pone de manifiesto esta realidad. A modo de ejemplo, y según el Barómetro Internacional de la Salud y del Bienestar del Personal de Educación (2023), más del 80% de los docentes han manifestado síntomas de ansiedad o depresión en los últimos años, vinculados a altas ratios de alumnado, a un exceso de horas lectivas y o a la falta de recursos para atender la diversidad en los centros. También el I Estudio Nacional sobre el Estado de Ánimo de los Docentes (2023) revela que casi el 40% del profesorado se autopercibe en un estado emocional asociado a depresión moderada o severa. Además, más del 13% presenta ideación o intención de conductas autolesivas, especialmente en el rango de 41 a 50 años y predominantemente entre mujeres. Pero ¿Cuáles son los factores que desencadenan este malestar? 

El informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Desentrañando las capas del estrés laboral de los docentes (2023) profundiza en las fuentes de estrés laboral en los equipos docentes de educación secundaria, basándose en datos de la Encuesta Internacional sobre Enseñanza y Aprendizaje (TALIS) de 2018. En este análisis se concluye que, efectivamente, existe una alta incidencia de estrés en este colectivo:

• El 48% de los docentes en países de la OCDE reportaron experimentar «bastante» o «mucho» estrés en 2018, incluso antes de la pandemia.
• Aunque el 90% se declara satisfecho con su trabajo, solo el 76% considera que las ventajas de ser docente superan las desventajas.
• Un tercio se plantea si hubiera sido mejor elegir otra profesión.

Otra conclusión importante está relacionada con la tipología de centro en el que ejercen. En la mitad de los países participantes, los equipos docentes en centros de alta complejidad sufren más estrés que en centros sin esta complejidad. También emerge de los datos cierto estrés por tener que responder a requisitos cambiantes. 

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En general, los factores que más estresan a los equipos docentes están relacionados con:

• Mantener la disciplina en el aula
• Tener demasiadas clases que impartir
• Las tareas administrativas
• Exceso de tareas de corrección

Estos factores, especialmente el primero, tienen un impacto directo en el grado de satisfacción de las personas docentes y en el planteamiento de continuar enseñando. 

Factores de estrés de los docentes de la zona OCDE. Fuente: Desentrañando las capas del estrés laboral de los docentes (2023)

Aunque hay estudios que abordan el bienestar emocional de los docentes y los estudiantes, no existen apenas datos sobre el impacto que tiene sobre los equipos docentes el malestar emocional que pueda experimentar el alumnado. Sin embargo, el malestar emocional de los estudiantes puede generar problemas de comportamiento, dificultades en las relaciones interpersonales e, incluso, situaciones de bullying. Estos problemas, a su vez, aumentan el estrés y la carga emocional de los docentes, afectando su bienestar y desempeño profesional

El ecosistema educativo es complejo y multifactorial. Muchos de los factores estresantes identificados en los informes mencionados son difícilmente controlables de forma individual. Es importante tener en cuenta que estos elementos estresantes en los docentes son factores psicosociales asociados al ámbito educativo. Es crucial no interpretar estos factores como algo personal, sino como aquellos factores que se generan en la organización del trabajo y que se deben abordar desde una perspectiva institucional que considere las condiciones laborales. Esta mirada es esencial para implementar cambios significativos y sostenibles que mejoren el bienestar de los docentes. 

Es fundamental revisar algunas recomendaciones para ayudar a que los equipos docentes pueden gestionar el estrés:

1. Fortalecer la gestión del aula

• Establecer normas claras de convivencia y rutinas diarias con el alumnado.
• Fomentar relaciones positivas con el alumnado para prevenir conflictos.
   

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2. Organizar la carga de trabajo

• Priorizar tareas: distinguir entre lo urgente y lo importante.
• Agrupar correcciones y utilizar rúbricas para agilizar la evaluación.
• Si es posible, colaborar con otros docentes para planificar y preparar clases en equipo.

3. Apoyarse en la comunidad escolar

• Compartir las preocupaciones con colegas: hablar alivia y puede aportar soluciones.
• Participar en redes de apoyo docente o grupos de reflexión pedagógica.
• Establecer canales de comunicación claros y proactivos con las familias para evitar tensiones.

4. Buscar formación continua estratégica

• Enfocarse en capacitaciones útiles para este contexto: atención a la diversidad, adaptación curricular, trabajo con alumnado vulnerable, etc.
• Aprovechar recursos gratuitos ofrecidos por instituciones educativas o plataformas digitales.

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5. Gestionar las expectativas externas

• Aprender a poner límites sanos con respecto a tareas administrativas o peticiones externas no urgentes.
• Dialogar con el equipo directivo sobre cargas excesivas o recursos necesarios.

6. Cuidar el bienestar personal

• Asegurar pausas durante el día: incluso 5 minutos de respiración consciente pueden marcar la diferencia.
• Dedicar tiempo a actividades fuera del trabajo (deporte, arte, lectura, etc.).
• No normalizar el sentir agotamiento: reconocer el estrés es el primer paso para gestionarlo.

7. Promover el equilibrio emocional

• Llevar un registro de emociones y factores que estresan para identificar patrones.
• Usar técnicas de autorregulación como mindfulness, escritura reflexiva o journaling.