Trabajar el autocontrol y la gestión emocional a través del kárate
La dificultad para regular nuestras emociones impacta significativamente en nuestra capacidad de enfrentarnos al día a día. Por eso, un aspecto importante y vital para mejorar la calidad de vida de las personas es recibir una educación emocional que contribuya a su desarrollo integral como ser humano.
Un reto importante para las personas que viven con una discapacidad intelectual consiste en aprender a gestionar estas emociones y lograr una mejor adaptación al medio social. Aunque existen muchos programas de intervención en educación y regulación emocional para personas con discapacidad intelectual (González et al, 2019), la mayoría no se enfocan en los problemas de conducta asociados y se basan en desarrollar otras técnicas básicas, igualmente necesarias, pero que no profundizan en estas variables, que han demostrado ser abordables en terapia con un amplio margen de mejora.
En el Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, hemos comenzado a realizar una serie de intervenciones orientadas a mejorar la capacidad de las personas con discapacidad intelectual para regular sus emociones. Tratamos de acercar el trabajo y la gestión emocional desde un enfoque novedoso, centrándonos en lo pragmático y simbólico, utilizando las artes marciales como una herramienta para desarrollar esta habilidad. Y así es como surgió en 2020 el programa San Cobra Kai, dirigido a las personas con discapacidad intelectual y trastornos de la conducta que atendemos.
Del dojo a la vida real
Las artes marciales están íntimamente ligadas a sistemas filosóficos y códigos de conducta que establecen pautas de comportamiento para quienes las practican. Lejos de fomentar el comportamiento agresivo, su aplicación correcta y estructurada, incluyendo componentes como la meditación, puede promover conductas de respeto, establecimiento de límites, autocontrol y regulación emocional, resultando en un comportamiento más adaptativo (Martin, 2006).
El programa San Cobra Kai, que empezó impartiéndose en un total de once usuarios, está orientado a lograr que las personas con discapacidad intelectual y problemas de conducta desarrollen estrategias de autocontrol y asunción de límites a través de la práctica y aprendizaje de artes marciales, generalizando los aprendizajes a sus relaciones interpersonales en el día a día.
Las artes marciales pueden promover conductas de respeto, establecimiento de límites, autocontrol y regulación emocional.
Este programa fue diseñado como un estudio para comparar los niveles de agresividad (hacia uno mismo o hacia otras personas) de estas once personas tras nueve meses de entrenamiento. El programa consta de dos módulos principales: uno de debate y participación, en el cual, apoyados en la serie Cobra Kai, los usuarios abordan temas relacionados a la resolución de conflictos, la asertividad y el machismo; y un segundo módulo centrado en la práctica del kárate bajo la dirección del personal de apoyo, donde se enfatiza no solo el ejercicio físico, sino también la transmisión de los valores y la filosofía del arte marcial.
Transcurridos los nueve meses de entrenamiento, el programa San Cobra Kai logró disminuir de manera significativa los comportamientos agresivos de las personas atendidas, mostrando cómo es posible innovar e implementar nuevas formas de conectar con el otro, aprender a gestionar nuestras emociones y desarrollar un sistema de valores positivos.
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