Salir de casa, hacer ejercicio, relacionarte y sentirte bien

Resumen
El proyecto Thalassa, liderado por el Parc Sanitari Sant Joan de Déu con el apoyo de Fluidra, ha demostrado que la práctica regular de actividad física en el agua tiene un impacto muy positivo en varios aspectos de la salud mental y física de las personas con trastornos de salud mental. Para comprobarlo, ha evaluado durante dos años cómo ha beneficiado este tipo de ejercicio a más de un centenar de personas con trastorno de salud mental grave.
Una de estas personas es Maria Dolors Aribó, que explica que para ella «es una manera de dejar de pensar en algunas cosas que tienes fuera y te ayuda mentalmente mucho». Pero además asegura que «dentro del agua me siento protegida».
A parte de los beneficios físicos que les aporta la actividad acuática, como por ejemplo la mejora en la agilidad, la elasticidad y la movilidad, Belen Ribas, educadora social del Parc Sanitari Sant Joan de Déu que ha participado en el proyecto, destaca también cómo mejora su autonomía, «porque vienen solos, se preparan la bolsa, si se dejan algo, se tienen que buscar la vida o tienen que pedir ayuda». También da mucha importancia al estado de relajación que tienen cuando salen de las sesiones.
«A mí estas sesiones me dan la vida», afirma satisfecho Muhammad Afzal, otro de los participantes. «Antes de venir estaba encerrado en casa, aislado y no hablaba con nadie». Y es que uno de los beneficios demostrados es la mejora en la autoestima y en las relaciones sociales, así como la disminución del autoestigma. También este aspecto ha sido muy importante para Alejandra Ortiz, que confiesa: «Hay días que no puedo ni conmigo misma y me obligo a venir aquí, pero cuando salgo, me siento mucho mejor».
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