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Cuidar la salud mental durante las colonias y los campamentos

Quince preguntas claves antes de preparar las actividades para niños, niñas y adolescentes
Aïda Fontova

Aïda Fontova Donaire

Psicóloga sanitaria especializada en salud mental colectiva
Cooperativa d’Iniciativa Social Quàlia
Niños y niñas en un campamento de verano.

Resumen

Para cuidar la salud mental en campamentos y colonias de verano es importante crear espacios seguros y promover la comunicación; estar atentos a las actividades y momentos que puedan representar un riesgo para la salud mental y establecer dinámicas y acuerdos previos que aseguren un ambiente respetuoso. Además, también puede ser interesante fomentar el diálogo sobre salud mental, romper estigmas asociados a ella y garantizar un reparto equitativo de las tareas de cuidado.
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Hablar de salud mental acostumbra a dar vértigo. Nos faltan palabras, nos da miedo equivocarnos, pensamos que no sabemos suficientes o que no tenemos suficientes herramientas para abordar este tema. Pero la salud mental no es solo cosa de profesionales de la salud sino que forma parte de nuestro día a día, y se puede promover desde muchos espacios, también desde las actividades de ocio, como los campamentos o las colonias.

Es importante entender que en la promoción de la salud mental no hay recetas mágicas, puesto que cada persona, cada grupo, cada referente es diferente y, por lo tanto, la intervención siempre será única. Pero os queremos proponer algunas preguntas interesantes que podemos hacernos antes de una actividad de ocio (casal, colonias o campamentos), que nos impulsarán a transformar estos espacios en espacios amables y respetuosos con la salud mental.

1. ¿Conocemos a los niños, niñas y adolescentes?

Cuando hablamos de un problema de salud mental hablamos de una alteración del funcionamiento emocional, cognitivo o conductual de la persona. Por este motivo, es necesario tener una mirada atenta y una actitud abierta para conocernos (saber qué hacer cuando no se encuentran bien, saber de qué manera expresan el malestar y el bienestar…), poder detectar estas alteraciones y que no pasen desapercibidas.

2. ¿Tenemos previstos espacios seguros para pasar tiempos juntos?

Hay que prever espacios donde pasar tiempo juntos. Tiempo donde los niños, niñas y adolescentes puedan sentirse en confianza y puedan verbalizar cómo se sienten. Por este motivo, tenemos que poder prever espacios no productivos, como podrían ser los ratos libres, donde estar con ellos y ellas desde otro rol. Además, es esencial estar abiertos a los cambios que puedan sucederse a lo largo de los días y permitir que el malestar se exprese cuando se necesite.
 

Ocio salud mental

Promover la salud mental a través del ocio

3. ¿Nos hemos comunicado con otras personas del grupo de apoyo?

Las personas referentes de ocio somos muy importantes para los niños, niñas y adolescentes, y formamos parte de su círculo de apoyo. Las familias, el profesorado, los monitores y monitoras de extraescolares o los equipos de profesionales de la salud también forman parte de este entorno. Puede ser enriquecedor iniciar conversaciones con otros miembros del círculo de apoyo, con quién compartir perspectivas y estrategias de acompañamiento.

Tenemos que prever espacios no productivos donde estar con los niños, niñas y adolescentes desde otro rol, y permitir que el malestar se exprese cuando se necesite.

4. ¿Tenemos asegurado durante los campamentos un espacio íntimo y respetuoso para acompañar?

Nos tenemos que preguntar cuál será el espacio físico y temporal que podremos utilizar para acompañarlos cuando nos pidan expresarse, y cómo lo gestionaremos desde el equipo de referentes.

5. ¿Tenemos previstos espacios para fomentar las preguntas?

Entender que acompañar no quiere decir solucionar es un paso complejo, pero importante, que hay que hacer como referentes de ocio. Acompañar quiere decir dar espacio y tiempo para poderse expresar, reconocer el malestar y sostenerlo en colectividad. Para hacerlo, es importante crear espacios en los que preguntarnos «¿Cómo estamos?» y «¿Cómo nos sentimos?», para poder posibilitar el resto.

6. ¿Somos conscientes de los momentos y actividades que pueden ser un riesgo para la salud mental?

Imaginémonos cómo son las actividades de ocio que haremos y cuáles son los momentos que pueden tener más riesgo para la salud mental. Los ratos libres, los anocheceres, los primeros y últimos días y las comidas pueden ser, generalmente, los espacios con más riesgo. Es importante tenerlos detectados y preguntarnos «¿Qué haremos en estos momentos?», «¿Cómo actuaremos como referentes?».

Los ratos libres, los anocheceres, los primeros y últimos días y las comidas pueden ser momentos con más riesgo. Es importante tenerlos detectados y preguntarnos qué haremos.

7. ¿Cómo protegeremos a los niños, niñas y adolescentes de los factores de riesgo?

Además de los momentos de más riesgo, también hay situaciones que pueden impactar mucho y que pueden suceder durante los campamentos o colonias: agresiones sexuales, acoso, momentos de crisis, conflictos graves… ¿Cómo actuaremos en estas situaciones y cómo haremos prevención para que no sucedan?

8. ¿Hablaremos de salud mental?

Más allá de prevenir que el malestar aparezca, también es importante promover el bienestar durante las actividades de ocio. ¿En algún momento hablaremos de salud mental? ¿De qué manera lo haremos?

9. Haremos alguna actividad o dinámica que tenga como objetivo romper los estigmas y el tabú?

Durante los campamentos se pueden hacer actividades de muchos tipos: culturales, lúdicas, deportivas… Os animamos a plantear actividades y dinámicas que tengan como objetivo romper estigmas (etiquetas que se ponen a las personas con problemática de salud mental) y combatir el tabú.

Escuchar o leer experiencias de personas que han convivido o conviven con un problema de salud mental acostumbra a ser una buena manera de empezar a aproximar esta realidad a los niños y jóvenes.

10. ¿Tenemos pensados canales de comunicación para escuchar todas las voces?

¿Cómo dinamizaremos los espacios para que se escuchen todas las voces y nadie se sienta cohibido a la hora de expresar su opinión o sensaciones?. Hay que tener preparadas algunas dinámicas efectivas para poder garantizarlo. Algunas herramientas que se pueden utilizar son los círculos de palabra.

decálogo sjd adolescentes

Decálogo para comprender y promover la salud mental del adolescente

11. ¿Hemos podido establecer unos acuerdos comunes claros antes de la actividad?

¿Hemos establecido algunos acuerdos que aseguren que el espacio será seguro y amable? En estos espacios se puede hablar de algunos acuerdos básicos de respeto o ampliarlo a algunos que incluyan estrategias para sentirse más seguras, sobre cómo hablarnos y tratarnos, o acuerdos sobre qué hacer cuando un acuerdo pactado se transgreda.

12. ¿Cómo promoveremos los factores de protección?

Revisemos si durante la programación de las actividades tenemos actividades para habla de salud mental y de los factores de protección (autoestima, confianza, cohesión, comunicación, sentimiento de pertenencia, empatía, hábitos saludables…). Es esencial generar espacios que cuiden nuestra salud mental, donde se pueda poner sobre la mesa estos temas y reflexionar, experimentar y aprender conjuntamente.

13. ¿Facilitaremos espacios en los que hablar de cómo organizar los cuidados?

¿Quién?, ¿Cómo? y ¿Dónde cuidará? Son preguntas que os tenéis que hacer conjuntamente con los niños, niñas y adolescentes. ¿Quién cocinará? ¿Quién limpiará? ¿Quién estará junto a los que se encuentren mal? Y mil tareas más que hay dentro de un campamento y que tienen que ver con los cuidados. Es importante conocer estas tareas, repartírnoslas de manera equitativa, para que todos, también los niños, niñas y adolescentes, tengan la posibilidad y la oportunidad de cuidar durante la actividad de ocio.

Hay que tener preparadas algunas dinámicas efectivas para poder garantizar que se escuchen todas las voces y que nadie se sienta cohibido.

14. ¿Conocemos nuestros límites, los hemos compartido o compartiremos y sabemos cómo los haremos respetar?

Antes de empezar una actividad de ocio, hay que ser conscientes de cuáles son nuestros límites, a pesar de que algunos quizás los descubriremos durante la actividad. «No puedo acompañar estos casos porque me resuenan demasiado», «Siento que no tengo herramientas para gestionar»... Hay que compartirlos con el equipo y tomar decisiones que nos permitan estar seguros desarrollando nuestra tarea durante la actividad de ocio.

15. ¿Pedimos apoyo?

Si no nos cuidamos como referentes, se nos hará más difícil cuidar. Cuidarse no es un extra, sino una necesidad básica. Y hablamos de cuidarnos emocionalmente, pero también organizativamente. Por ejemplo, puede ser necesario hablar de cómo nos repartimos las tareas, si nos sentimos acompañadas durante estas tareas, si tenemos espacios para expresar cómo estamos, o espacios donde pedir apoyo.

Hacernos preguntas nos ayudará a transformar las actividades de ocio en espacios mucho más amables y respetuosos. Cómo veis, no se trata de tener el control de todas las situaciones o saber qué decir o que hacer en todo momento, sino de mantener una actitud empática y receptiva que nos permita acoger el malestar y transitarlo de manera colectiva.

He aprendido algo con este contenido
Mosaico de imágenes de adolescentes en entornos escolares, familiares y de ocio
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